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Número 5 |
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Marzo de 1999
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DESEMPLEO, LEY DE RESIDENCIA Y MEDIOS DE COMUNICACIÓN
El pasado 3 de marzo, el Parlamento Canario rechazó una propuesta no de ley presentada por el Grupo Mixto para frenar la llegada de foráneos al Archipiélago mediante una “Ley de Residencia”. Ante esta noticia, me surgen dos cuestiones sobre las que reflexionar: la primera, el diferente tratamiento que ha tenido la noticia en la prensa y la segunda y más importante, el contenido de la noticia; es decir, el desempleo y esa posible ley de residencia.
Respecto a la primera cuestión, de todos es
sabido que ningún periódico es imparcial y objetivo, por
mucho que bajo su cabecera casi todos se definan como diarios independientes.
En mi opinión, la noticia a la que me refiero es de gran importancia;
sin embargo, algunos periódicos, Diario de Avisos por ejemplo, le
dedican una breve nota y además utilizando tipos muy pequeños,
de manera que la noticia pasa inadvertida. Sin embargo otros, como La Gaceta
o El Día, le dedican un amplio espacio y grandes tipos, aunque los
titulares y el tratamiento sean distintos en ambos rotativos. Sin embargo,
antes que profundizar sobre la objetividad de la prensa, me gustaría
hacerlo sobre la segunda cuestión: el contenido de la noticia.
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La mencionada proposición para implantar una ley de residencia que frene la llegada de foráneos al Archipiélago, me parece claramente xenófoba. En primer lugar, esa ley obligaría a delimitar quién es canario y quién no lo es; en mi opinión, tarea bastante ardua, ya que estos parámetros son difíciles de establecer. ¿Cuáles son los requisitos para ser considerado canario y quién debe fijarlos? El hecho de plantearse esta cuestión, ya me parece peligroso y denota una actitud negativa e insolidaria.
En segundo lugar, habría que recordarle a estos señores, que la integración en la Unión Europea no sólo implica recibir ayudas y subvenciones, sino que también supone aceptar las reglas del juego y entre ellas una muy importante es la libre circulación de ciudadanos. Tampoco hay que olvidar que esa libre circulación es de doble sentido. En lugar de quejarnos de que los de fuera de las islas vienen a ocupar nuestros puestos de trabajo, debemos prepararnos para poder competir con ellos aquí y también para poder ir allí a buscar un empleo.
El propio grupo que presentó la proposición reconoce, que el problema es la falta de preparación; así lo afirma el Sr. Medina cuando dice que estos foráneos preparados han desplazado a los canarios de los puestos de trabajo. Por lo tanto, la solución no es una ley xenófoba; la solución debe ser una formación sólida, de calidad y competitiva para los trabajadores canarios. Una preparación acorde con los sectores de nuestra economía que puedan crear empleo.
De todas formas, es muy fácil echar la culpa de todos los problemas al que viene de fuera. Lo que se pretende es fabricar un enemigo, un “chivo expiatorio”, en palabras de E. Durkheim, al que echar la culpa de todo; como señala este autor, “cuando la sociedad sufre, experimenta la necesidad de encontrar a alguien a quien culpar...”.
Por otro lado, no debemos perder la memoria. Para comprender la historia de Canarias, hay que tener en cuenta una serie de elementos estructurales: uno de ellos es la emigración, que junto con otros factores como la estructura y distribución de la tierra y el agua, la cuestión arancelaria, etc., son los elementos indispensables para explicar lo que el Archipiélago es actualmente. Algunos pretenden que esta cultura profundamente marcada por la emigración ahora se torne xenófoba.
Todos sabemos que la tasa de paro en Canarias es muy alta; también somos conscientes de que el territorio es limitado y que puede haber problemas de superpoblación. Sin embargo, no creo que la solución sea esa pretendida ley de residencia. Debemos seguir exigiendo a los gobernantes de turno que tomen las medidas necesarias para erradicar, o al menos disminuir, estos graves problemas que afectan a la sociedad. Pero esas medidas deben tomarse tras una reflexión profunda y no haciendo fuegos de artificio en época electoral. Hay que buscar soluciones que respeten los derechos de los ciudadanos, de todos los ciudadanos.
Arsenio Gutiérrez Pérez