El fruto de la vida es la Vega de la vida de La Laguna. La ciudad de Aguere
es flor de olor de las entrañas de la tierra canaria. La tierra
nos devuelve su fruto en el espacio mágico de su pálpito.
El manantial de los lirios se refresca en la Vega de La Laguna. Los misterios
de la Fuente de las Negras resbala por la ladera de la Vega. Las montañas
del Lomo vomitan trebinas sobre la Vega. La leche de la vega de las tetas
de las vacas en una dulce sabana de yerba. Los ciruelos de la Vega son
lunas amarillas. Las papas tempraneras de la Vega lagunera son rosadas
y negras como flores y algunas blancas como bruma. La Laguna es una Vega
de salud de aguas y de verdad. La Laguna es la huella de su campo tierno
y fuertes aguas torrenciales, de los magos de la manta, de ovejas, trigos,
coles y una cierta remembranza del paisaje del Norte de todos los nortes
europeos. La Laguna es la Vega y la Vega es riqueza, pulmón y ahora
sentencia de muerte para el solaz de los que llegan a comprar la virtud,
el alimento del campo bueno de los animales y de la identidad destrozada
de la ciudad que va camino de ser Patrimonio de la Humanidad. La Laguna
es la sombra del almendro, la patria de todos los que amamos la mies, la
miel y la dulce leche. Proteged la Vega de los que firman castillos en
la arena para la soberbia de saberse viviendo en la Vega, con cuatro perros,
una piscina de Hollywood y varios mentecatos presumiendo ser los hijos
del rey Midas. Protejamos la Vega, el pueblo es el campo y el campo es
el pueblo y todos somos pueblo-campo nuestra identidad en la verde y fértil
Vega lagunera, una de las zonas más fértiles de Canarias
en la certeza de su lanza guanche, pértiga infinita de nosotros
mismos, los canarios. Proteged la Vega.