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Número 2 |
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Junio de 1998
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El rico industrial del Norte se horrorizó cuando vio a un pescador del Sur tranquilamente recostado contra su barca y fumando una pipa.
¿Por qué no has salido a pescar?, - le preguntó el industrial.
Porque ya he pescado bastante por hoy, - respondió el pescador.
¿Y por qué no pescas más de lo que necesitas?, insistió el rico.
¿Y qué iba a hacer con ello?, - preguntó a su vez el pescador.
Ganarías más dinero - respondió el industrial -. De este modo podrías poner un motor a tu barca. Entonces podrías ir a aguas más profundas y pes-car más peces. Entonces ganarías lo suficiente para com-prarte unas redes de nylon, con las que obtendrías más peces y más dinero. Pronto ganarías para tener dos bar-cas... y hasta una verdadera flota. Entonces, serias rico como yo.
¿Y qué haría entonces?, - preguntó el pescador.
Podrías sentarte y disfrutar de la vida, - respondió el industrial.
¿Y qué crees que estoy haciendo en este preciso momento?, - respondió satisfecho el pescador.