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Número 8
EL ECO UNIVERSITARIO
Febrero de 2002

Fumando espero a que llegue el fin del mundo

    Hace algún tiempo que deseaba escribir un pequeño artículo sobre el tabaco, un tema del que se ha estado hablando bastante en los últimos años. Esta idea me planteó la incógnita de ver desde qué perspectiva tomar el tema, si desde la del fumador que no suelta el cigarro ni para comer o desde la del no fumador pero que tiene que aguantar los humores. Bueno de todas maneras sea cual sea la perspectiva desde la cual se trate, lo cierto es que el tema tiene cuerda para mucho rato.

     Es significativo hasta qué punto se ha llegado con el tema del tabaco que incluso fue señalado un día como el Día Mundial sin tabaco, fue el 31 de Mayo; sin embargo dicho hecho no ha significado ningún tipo de cambio para aquellos que tienen el cigarrillo como vicio impertérrito, es más, a veces se ha dicho que el dejarlo un día hace que se fume con más ganas. Son muchos los que fuman y muchas veces nos fastidian con sus cotidianos cigarrillos para que su cuerpo pueda tener su dosis diaria de nicotina y alquitrán, pero en estas ansias de tener el cigarrillo no perciben o no hacen caso de las prohibiciones o advertencias sobre su uso o abuso. ¿Como puede un empedernido fumador dejar de serlo? Resulta arduo y complicado poder hacerlo, si bien hemos de tener en cuenta que son muchos los que están convencidos que el fumar les daña pero no disponen de la suficiente fuerza de voluntad para abstenerse de esa costumbre, convertida en un vicio. ¿Como sería un día sin tabaco? ¿Seríamos capaces de soportarlo? Quizás deberíamos hacer la prueba y estar todo un día sin tabaco. Si conseguimos hacerlo podemos probar a estar dos días y así sucesivamente hasta que nuestro cuerpo o nuestros deseos se acostumbren a no desear esa sustancia.

     Dentro de todo este tema sobre el tabaco, se puede apreciar cierta contradicción. Por un lado encontramos al Servicio de Salud que por supuesto informa que “el tabaco es una de las causas principales de enfermedades y muertes prematuras”; pero por otro nos encontramos con los propios gobiernos que de alguna manera intentan defender a sus fabricantes ya que genera unos dividendos y beneficios muy buenos para sus arcas.

     Pero sin embargo seguimos siendo tolerantes; muchas veces no somos capaces de obligar a los que fuman a que respeten a los demás, sino que permitimos y toleramos hechos que pueden resultar malos para unos u otros. Además hemos de tener en cuenta que según algunas encuestas, la mayoría de los españoles rechazan la idea de implantar en este país las medidas restrictivas antitabaco similares a las que se están llevando a cabo en Estados Unidos.

     ¿Alguien se imagina qué ocurriría si se prohibiese fumar en los bares o en otros lugares similares? Muchos tendrían que cerrar sus puertas ya que disminuirían el nivel de clientes que tienen en la actualidad. En este país no podrían ser factibles esas medidas ya que nuestra tolerancia es mucho mayor. Permitimos o dejamos permitir que se siga cometiendo esa tolerancia con los fumadores, quizás porque tampoco tenemos la suficiente fuerza moral para prohibírselo.

     De todas formas el tabaco, esa gran droga, está considerado como la gran lacra del siglo XX, pero ¿por qué? Si comenzamos a repasar la Historia podemos comprobar que el tabaco se usaba en medicina para curar prácticamente todos los males, era extraño no encontrar una receta donde no se usara el tabaco como remedio curativo. Después pasó de ser una medicina para convertirse en una novedad y ha terminado convirtiéndose en un vicio. Es curioso como cambian las modas, algo que fue creado por la sociedad, ha resultado que es la propia sociedad la que lo ha convertido en una lacra. Pero ¿qué podíamos esperar de una sociedad que lacra todo lo que es molesto o dañino para su propia existencia?
 
 
 
 
 
 
 
 


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