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    Viajar es un placer, como tantos otros placeres. Los canarios no lo sabemos apreciar ya que nuestra historia ha estado plagada de viajes siempre por necesidad, y si no que se lo pregunten a todos los emigrantes que tuvieron que dejar estas islas muy a su pesar, siempre por necesidad.

    Ahora con un mejor poder adquisitivo que el de nuestros antepasados, podemos viajar. Pero cualquiera diría que es el miedo el que nos lleva de un lado para otro, porque a pesar de estar mejor, no estamos bien (la lista de parados y de pobres cada vez aumenta más). Pero no, a nosotros lo que nos mueve es la afición a los viajes, que aunque tardía, como las muelas del juicio, empieza a brotarnos.

 Ahora empezamos a saltar de pueblo en pueblo: de Taganana a Teno. Después pegaremos el brinco a otras islas. Y, por último, ¿quién sabe?

 El mundo es grande: despierta la afición a viajar; no hay quien lo resista.

 El Eco se lo dice: «Viaje, que es bueno para la salud».